La intervención de Pía Ceballos, representante del Movimiento Trans Argentina (MTA), tuvo lugar durante las "Jornadas de la violencia institucional en primera persona," un espacio diseñado para que las víctimas y los activistas pudieran compartir sus vivencias directas con la violencia estatal. Su presentación se centró en la violencia institucional dirigida específicamente contra la comunidad travesti y trans, un grupo que, junto con las personas en situación de calle y otros sectores vulnerables, ha sufrido detenciones sin garantías constitucionales y atropellos por parte de las fuerzas de seguridad. Ceballos se enfocó en exponer cómo la policía ejerce abuso y violencia contra su comunidad por ser trans, pobre y, a menudo, trabajadoras sexuales, vinculando estas prácticas represivas con métodos heredados de la última dictadura militar. Su discurso se enmarcó dentro del primer bloque del conversatorio, el cual abordó específicamente la violencia institucional previa al proceso judicial, como los abusos policiales en la calle y las situaciones de violencia contra la diversidad.
La continuidad de la represión histórica
El discurso de Ceballos no solo abordó el pasado, sino que
denunció la urgencia de la violencia contemporánea, como el reciente caso de
Fernanda Arias, quien fue detenida y murió en la comisaría 2 de Rosario de
Lerma tres horas después. Si bien las autoridades alegaron que la causa de la
muerte fue el suicidio, las organizaciones demandaron que se investigara
quiénes eran los responsables en la comisaría y los efectivos de salud.
Ceballos vinculó esta crisis con el panorama político nacional, señalando que
entre el 22 y el 28 de noviembre se produjeron tres crímenes contra la
comunidad trans donde la policía fue partícipe primario, no solo en Salta sino
también en Córdoba y Buenos Aires. Subrayó que el aumento de los crímenes de
odio y las amenazas se amplifica debido a los discursos de odio, las amenazas y
la desinformación provenientes del gobierno actual.
La historia de la comunidad trans con las fuerzas de
seguridad ha estado marcada por la brutalidad y la impunidad. Ceballos recordó
casos como el de Pelusa Liendro, quien denunciaba a la policía por cobrar
coimas y fue asesinada en 2006. También relató el caso de Violeta, una
compañera que, tras ser golpeada severamente por la policía, terminó internada
con fracturas y luego migró a Buenos Aires para huir de la transfobia y la
violencia, pero murió a los dos meses. Las detenciones no son por
contravenciones menores, sino que involucran golpizas, abusos y traslados a la
alcaidía para ser liberadas solo después de un "buen levante". Estos
hechos demuestran que la migración forzada es una realidad para esta comunidad
que busca otros lugares para desarrollar sus vidas ante la discriminación y la
violencia.
El trauma de la detención y la memoria de la dictadura
Uno de los aspectos más duros de la intervención fue la
descripción de lo que ocurre dentro de los centros de detención. Ceballos
compartió que las situaciones que se viven en una comisaría o alcaidía son
"tremendas" y dejan un trauma inolvidable. Las personas travestis son
expuestas en el cuerpo para el "morbo" de los efectivos masculinos y
sufren violencia sexual en los calabozos. Y enfatizó que muchas de estas
prácticas, incluyendo la violencia sexual y el abuso, son métodos de represión
que se siguieron aplicando en democracia contra la población trans, heredadas
de la última dictadura. La violencia ejercida busca generar
"escándalo a la moral y a las buenas costumbres salteñas".
Ante este panorama de violencia estructural, el mensaje de
Pía Ceballos culminó en la necesidad de fortalecer una red de lucha por los
derechos humanos que no ponga distinción de sexualidad o género, sino que
permita a las travestis "marchar a la par" y luchar por sus
derechos. Su intervención sirvió como un recordatorio de que la memoria de las
compañeras asesinadas y abusadas sigue viva y exige justicia.
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