
Este nuevo fenómeno, que ha despertado notorio interés en la población femenina, fue abordado desde la dimensión biológica de los cuerpos de varones y mujeres, y desde la perspectiva social y cultural. En tal sentido, quedó explícito las indicaciones para la aplicación del medicamento, aprobado no sin cierta dificultad por los organismos reguladores de EEUU, y su campo de acción en una franja etaria determinada. Este medicamento actúa a nivel de neurotrasmisores, a diferencia del viagra masculino, y solo se puede administrar en mujeres premenopáusicas ( entre 35 a 45 años) a lo largo de un mes, con un alto riesgo de efectos secundarios.
Esta invención farmacológica a su vez pone en evidencia lo que Foucault describía como el entramado del poder en la definición y la experiencia de la sexualidad como históricamente singular, constituida por tres ejes: "la formación de los saberes que a ella se refieren, los sistemas de poder que regulan su práctica y las formas según las cuales los individuos pueden y deben reconocerse como sujetos de esa sexualidad (sujetos sexuales, sujetos deseantes)". Y en lo que respecta a la sexualidad de las mujeres,o las sexualidades tan diversas como diversas son las mujeres, estas siempre han sido enunciadas desde las necesidades patriarcales en el sentido de la procreación o en la satisfacción del deseo de un OTRO, no precisamente como un ejercicio de autonomía y libertad. Es por ello que autoras como Marcela Lagarde precisan que las sexualidades femeninas son fragmentadas y ejercidas desde el lugar del subalterno.
Con la aparición de este medicamento es urgente preguntarse que tipo y forma de sexualidad se pretende conseguir o facilitar a las mujeres, qué otros fenómenos asociados a la falta de deseo busca ocultar este fármaco(la doble jornada laboral, la violencia en los vínculos, la discriminación por ejemplo) y que grado de autonomía posibilita el consumo de una droga que sería inaccesible en términos económicos para la gran mayoría de las mujeres.
En definitiva, no es a partir del consumo de un medicamento que un aspecto importante de la vida de cualquier ser humano será resuelto, y en el caso de las mujeres ,solo el poder decidir sobre el propio cuerpo y su experiencia particular sexual y erótica será el camino para sortear cualquier dificultad. Si lo personal es político , los cuerpos, las sexualidades y los erotismos son espacios políticos que se deben emancipar del poder patriarcal.
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Danae, Gustav Klim |
En definitiva, no es a partir del consumo de un medicamento que un aspecto importante de la vida de cualquier ser humano será resuelto, y en el caso de las mujeres ,solo el poder decidir sobre el propio cuerpo y su experiencia particular sexual y erótica será el camino para sortear cualquier dificultad. Si lo personal es político , los cuerpos, las sexualidades y los erotismos son espacios políticos que se deben emancipar del poder patriarcal.
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