viernes, 15 de abril de 2016

Jornada "Reflexiones en torno al poder de los varones..."

Trabajamos en un jornada para esclarecer contrapuntos y colaboraciones entre feminismos y trabajos en masculinidades en el ámbito de las políticas públicas, la academia y los movimientos sociales; para la prevención de la violencia de género y la promoción de la salud en varones.

“Reflexiones en torno al poder de los varones.
Un diálogo entre los feminismos y el trabajo en masculinidades,
para la prevención de la violencia de género.


Fecha: Junio 2016

Destinatarios: Varones que desarrollen su labor en áreas de intervención comunitaria, para el trabajo preventivo en violencia de género y salud sexual y reproductiva, funcionarios, público en general.

Objetivo general:
Esclarecer contrapuntos y colaboraciones entre feminismos y trabajos en masculinidades en el ámbito de las políticas públicas, la academia y los movimientos sociales; para la prevención de la violencia de género y la promoción de la salud en varones.

Objetivos específicos:
1.- Promover la circulación de discursos locales sobre la violencia de género con recorte en las masculinidades.  2.- Promover las voces de los varones en la lucha contra la violencia de género.

Intersección de temas
Los ejes y áreas problemáticas que se busca intersectar en el diálogo de la Jornada son los siguientes:

1.- Experiencias universitarias y desarrollos locales; 2.- El trabajo de ong’s en Argentina y Latinoamérica; 3.- contrapuntos del periodismo a la hora de informar; 4.- logros de la última década en políticas de género en Salta; 5.- esfuerzos municipales, de organismos nacionales, provinciales y espacios políticos; 6.- injerencias de la Seguridad en instituciones policiales y de la Justicia en el Ministerio Público Fiscal, 7.- aspectos de la salud de los varones. 

Fundamentación
Este encuentro busca incentivar diálogos en una perspectiva que involucre y visibilice a los varones en las luchas por la disminución de la violencia de género y el cuidado de la salud; desde ámbitos estatales, académicos, de las ong’s y los movimientos sociales.
¿Existe realmente una naturaleza de ser mujer y una de ser hombres? De la respuesta depende la posición que se asuma frente al poder. ¿Es posible conocer realmente como siente el otro o la otra, y de qué manera se logra ese conocimiento? ¿Qué estamos diciendo realmente cuando afirmamos que hablamos desde el poder o en contra del poder o resistiendo al poder?

Pensando en las políticas públicas
Hay agendas de trabajo de hombres preocupados en la pérdida de su poder, agenda de mujeres y hombres y agenda de género de los hombres que desestiman el machismo para acompañar a las mujeres y a otros hombres en el camino de la equidad. Pueden ser agendas compartidas. Pero el poder entonces pasa a ser una cuestión central. ¿En qué lugar se sitúan los hombres? ¿Y en cuál lugar sitúan las mujeres a los hombres? La mayoría de los hombres pueden ser muertos, violentados y violados; pueden ser echados de sus trabajos, igual que las mujeres. Claro que las mujeres tienen una cantidad de precariedades por las cuales pueden y son violentadas y muchos hombres no están en esas condiciones tan desventajosas. Entonces, ¿cuál es la posición de los hombres en la agenda de las luchas de género por la emancipación y por la reducción de la violencia de género?
La posibilidad de compartir agendas y de efectivamente disminuir la violencia de género; ¿involucra un conflicto de clases? ¿Es un conflicto del capitalismo? ¿Un problema de la subjetividad? ¿De una decisión de los gobiernos para reproducir su poder?
¿Es posible crear una agenda colectiva de hombres y mujeres para disminuir la violencia de género? Hay momentos que sí, y otros en los que no será posible porque en contextos de subordinación no nos podemos sentir todos como iguales.
Hablar de la relación mando – obediencia, ¿es hablar de poder; o es hablar de violencia?

Pensando el lugar y los aportes del feminismo
¿Debe el feminismo recuperar y re problematizar la noción de patriarcado? Un concepto que aparece en los discursos estatales, de la sociedad civil organizada y de los movimientos sociales, bajo la modalidad específica de “despatriarcalización”.
Es indiscutible que el feminismo ha constituido siempre posibilidades emancipatorias, sin embargo, ¿qué ocurrió con la centralidad del concepto de “poder” en las líneas emancipatorias propuestas por el feminismo?
Los movimientos de mujeres se han centrado en dos formas de comprender el poder: o resistirlo, o denunciar todos sus mecanismos de opresión. ¿Cuál sería la forma de poder que quieren construir las mujeres o las mujeres feministas; qué tipo de política de liberación y sobre todo qué tipo de estrategias se debería asumir?
Desde la academia, desde la discusión política y desde las teorías de la ciencia política se ha señalado la exclusión de las mujeres de los sectores de decisión, hablando de sujetos oprimidos. Es necesario trabajar las distintas formas de opresión de hombres y mujeres y también entre mujeres de distinta clase, etnia y condición social. Se desplazó como efecto no deseado tal vez, el eje de la discusión desde el poder y la política, al de la justicia. Pero identificar la injusticia y resistirla no ha sido suficiente para enmendar la injusticia cambiando las relaciones de poder.
¿Cuál es el camino a seguir? ¿Se puede despatriarcalizar desde el Estado? ¿O solo es un camino para la sociedad civil al margen de la política institucionalizada? ¿Por qué o por cuales motivos, nos constituimos en una sociedad patriarcal y no existe justicia social en forma concreta; a pesar de todos los esfuerzos?
Es imprescindible identificar claramente quién es el enemigo sin perder de vista que en las relaciones de opresión, todos y todas podemos reproducir pautas opresoras de la otra y del otro.
Resulta fundamental considerando los sujetos oprimidos, pensar la despatriarcalización en relación a la descolonización. Que es una discusión sobre la explotación. Los sujetos indígenas no tuvieron la posibilidad de poder para el autodesarrollo a causa del imperialismo cultural.
Vivimos una sociedad dividida entre gente que ejerce dominios y gente que tiene privilegios. La reproducción de pautas machistas y patriarcales tiene que ver sobre todo con la conservación de esos privilegios, como cuestiones de status y predisposiciones y seguridad otorgada por grupos de pertenencia, más sutiles que cualquier consideración sobre grupos de poder económico capaces de brindar protección social.

Pensar en algunos sujetos dominados invisibilizados y en las paternidades como núcleos de intervención
Hay dos formas de constitución de subjetividad: una es con el otro y otra a costa del otro. Esa segunda forma tiene que ver con el acto de cesión y transferencia de voluntad de modo unilateral. Es decir, una relación de dominación donde hay una reconstitución de la subjetividad a costa del otro o de la otra, vaciándolo de subjetividad para que se constituya la subjetividad del dominante. No es solamente transferencia de riqueza material, ni de habilidades; lo que se transfiere es en última instancia la humanidad negada de las víctimas. En estos procesos de dominación, se coloniza y destruye el cuerpo, porque es el lugar donde se sostiene la soberanía política.
Asistimos a procesos socio – políticos de emancipación y democráticos de raigambre europea en el sentido de la revolución francesa del siglo xii; o de las culturas indígenas que han aprendido de la colonización?
¿Cómo repercuten esas miradas y producciones académicas en la emancipación, los feminismos y las políticas públicas? ¿Cómo abrevan ahí los estudios de masculinidades?
En los conceptos que usamos, asimilamos o invisibilizamos en realidad, formas de vida. Por eso, no es lo mismo el patriarcado que el mundo profundamente antropocéntrico en que vivimos. Con el neoliberalismo se puede decir no solo que lo útil para el desarrollo del capitalismo es producir individuos egoístas, egocéntricos, individualistas, sino además autistas y sínicos. Y con los autistas ya no es posible ni siquiera discutir. Dimensionan su relación con los demás por el cálculo de utilidad propia o de interés inmediato.
Un camino emancipatorio sobre este fenómeno puede ser la reivindicación de ciertas paternidades desde el punto de vista de los hombres. Reivindicar y analizar esos vínculos paternos de los sujetos que no privilegien una única visión masculina hegemónica de poder. Esa que reivindica la concentración y acumulación de riquezas, en torno a un individuo egocéntrico que ni siquiera concibe sus propias necesidades materiales como necesidades humanas.

Pensando en la trata de personas, la prostitución
y las masculinidades para desestimar el consumo de cuerpos
La trata de personas es la captación, el transporte y la recepción de personas con fines de explotación sexual y comercial. Niños y hombres jóvenes también pueden ser víctimas o estar involucrados como cómplices o victimarios. En la lucha contra las violencias de género, de las cuales la trata constituye una situación límite, es preciso basándose en el género como herramienta de análisis, poner énfasis en la intervención de las masculinidades, con la intención de transformar la mentalidad machista que genera el flagelo de la trata y avanzar hacia la posibilidad de un cambio cultural en el que se respete la dignidad humana y los derechos de las mujeres.
Desde las políticas públicas se ha centrado la atención en lo urgente, que son las necesarias medidas legales y judiciales destinadas a proteger a las víctimas y castigar a los tratantes. Resulta sin embargo fundamental desarrollar la apuesta preventiva, que no puede estar solamente dirigida a las potenciales víctimas sino que debe incluir también en el desarrollo de sus estrategias, a los posibles consumidores, o incluso, a aquellos jóvenes con potencial para ser tratantes; así como a todos aquellos hombres que dándose cuenta o no, participan en cualquiera de las etapas que constituyen la ruta crítica de la trata.
Una sociedad tradicional y machista sustenta un gran marco de actuación para la mayoría de los hombres a la vez que justifica y promueve el desarrollo de proxenetas, tratantes y consumidores de cuerpos; porque a las imágenes deseables de las formas de ser varones, se unen esas que construyen un varón patriarcal. Un modelo social que promueve hombres con alto poder adquisitivo, libres, exitosos y seguros, seductores, temidos e impunes, respetados; que se constituyen en modelos casi inalcanzables para los nuevos jóvenes varones. Por eso, es necesario analizar y desestimar los elementos que permiten que este tipo de modelos de hacerse hombres siga permeando en el imaginario social de los varones y de muchas mujeres; y enseñar propuestas metodológicas que promuevan a modo de prevención, su involucramiento subjetivo en el fenómeno de la trata de personas.
¿Es posible establecer una tipología del consumidor? ¿Quiénes son los hombres invisibles que constituyen la demanda? ¿Cuáles son las características de los consumidores del sexo-servicio? ¿qué mueve a mucho hombres a consumir cuerpos femeninos o feminizados sin cuestionarse en ningún sentido ese brutal ejercicio de poder? ¿Qué los lleva a contratar los servicios de una niña? ¿qué se puede decir sobre los hombres víctimas de trata con fines de explotación sexual?

Es necesario crear políticas públicas centradas en la prevención y focalizadas en los varones; para luchar contra la trata. Es una práctica cultural de códigos y mandatos patriarcales dirigidos al daño de otros hombres, considerados inferiores, niños, homosexuales o indígenas y e grupos que viven en la extrema pobreza, carentes de oportunidades para su desarrollo y sin herramientas de apoyo para hacer valer sus derechos. 


Resoluciones de interés
CESPS Consejo Económico y Social de Salta


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