Trabajamos en un jornada para esclarecer contrapuntos y colaboraciones entre feminismos y trabajos en masculinidades en el ámbito de las políticas públicas, la academia y los movimientos sociales; para la prevención de la violencia de género y la promoción de la salud en varones.
“Reflexiones en torno al poder de los varones.
Un diálogo entre los feminismos y el trabajo en masculinidades,
para la prevención de la violencia de género.”
Un diálogo entre los feminismos y el trabajo en masculinidades,
para la prevención de la violencia de género.”
Fecha: Junio 2016
Destinatarios: Varones que desarrollen su labor en áreas de intervención comunitaria,
para el trabajo preventivo en violencia de género y salud sexual y reproductiva,
funcionarios, público en general.
Objetivo general:
Esclarecer
contrapuntos y colaboraciones entre feminismos y trabajos en masculinidades en
el ámbito de las políticas públicas, la academia y los movimientos sociales;
para la prevención de la violencia de género y la promoción de la salud en
varones.
Objetivos específicos:
1.- Promover la
circulación de discursos locales sobre la violencia de género con recorte en
las masculinidades. 2.- Promover las
voces de los varones en la lucha contra la violencia de género.
Intersección de
temas
Los ejes y áreas problemáticas que se busca intersectar en el
diálogo de la Jornada son los siguientes:
1.- Experiencias universitarias y desarrollos locales; 2.- El
trabajo de ong’s en Argentina y Latinoamérica; 3.- contrapuntos del periodismo
a la hora de informar; 4.- logros de la última década en políticas de género en
Salta; 5.- esfuerzos municipales, de organismos nacionales, provinciales y
espacios políticos; 6.- injerencias de la Seguridad en instituciones policiales
y de la Justicia en el Ministerio Público Fiscal, 7.- aspectos de la salud de
los varones.
Fundamentación
Este encuentro busca incentivar diálogos en una perspectiva que
involucre y visibilice a los varones en las luchas por la disminución de la
violencia de género y el cuidado de la salud; desde ámbitos estatales,
académicos, de las ong’s y los movimientos sociales.
¿Existe realmente una naturaleza de ser mujer y una de ser
hombres? De la respuesta depende la posición que se asuma frente al poder. ¿Es
posible conocer realmente como siente el otro o la otra, y de qué manera se
logra ese conocimiento? ¿Qué estamos diciendo realmente cuando afirmamos que
hablamos desde el poder o en contra del poder o resistiendo al poder?
Pensando en las
políticas públicas
Hay agendas de trabajo de hombres preocupados en la pérdida de su
poder, agenda de mujeres y hombres y agenda de género de los hombres que
desestiman el machismo para acompañar a las mujeres y a otros hombres en el
camino de la equidad. Pueden ser agendas compartidas. Pero el poder entonces
pasa a ser una cuestión central. ¿En qué lugar se sitúan los hombres? ¿Y en
cuál lugar sitúan las mujeres a los hombres? La mayoría de los hombres pueden
ser muertos, violentados y violados; pueden ser echados de sus trabajos, igual
que las mujeres. Claro que las mujeres tienen una cantidad de precariedades por
las cuales pueden y son violentadas y muchos hombres no están en esas
condiciones tan desventajosas. Entonces, ¿cuál es la posición de los hombres en
la agenda de las luchas de género por la emancipación y por la reducción de la
violencia de género?
La posibilidad de compartir agendas y de efectivamente disminuir
la violencia de género; ¿involucra un conflicto de clases? ¿Es un conflicto del
capitalismo? ¿Un problema de la subjetividad? ¿De una decisión de los gobiernos
para reproducir su poder?
¿Es posible crear una agenda colectiva de hombres y mujeres para
disminuir la violencia de género? Hay momentos que sí, y otros en los que no
será posible porque en contextos de subordinación no nos podemos sentir todos
como iguales.
Hablar de la relación mando – obediencia, ¿es hablar de poder; o
es hablar de violencia?
Pensando el
lugar y los aportes del feminismo
¿Debe el feminismo recuperar y re problematizar la noción de
patriarcado? Un concepto que aparece en los discursos estatales, de la sociedad
civil organizada y de los movimientos sociales, bajo la modalidad específica de
“despatriarcalización”.
Es indiscutible que el feminismo ha constituido siempre
posibilidades emancipatorias, sin embargo, ¿qué ocurrió con la centralidad del
concepto de “poder” en las líneas emancipatorias propuestas por el feminismo?
Los movimientos de mujeres se han centrado en dos formas de
comprender el poder: o resistirlo, o denunciar todos sus mecanismos de
opresión. ¿Cuál sería la forma de poder que quieren construir las mujeres o las
mujeres feministas; qué tipo de política de liberación y sobre todo qué tipo de
estrategias se debería asumir?
Desde la academia, desde la discusión política y desde las teorías
de la ciencia política se ha señalado la exclusión de las mujeres de los
sectores de decisión, hablando de sujetos oprimidos. Es necesario trabajar las
distintas formas de opresión de hombres y mujeres y también entre mujeres de
distinta clase, etnia y condición social. Se desplazó como efecto no deseado
tal vez, el eje de la discusión desde el poder y la política, al de la
justicia. Pero identificar la injusticia y resistirla no ha sido suficiente para
enmendar la injusticia cambiando las relaciones de poder.
¿Cuál es el camino a seguir? ¿Se puede despatriarcalizar desde el
Estado? ¿O solo es un camino para la sociedad civil al margen de la política
institucionalizada? ¿Por qué o por cuales motivos, nos constituimos en una
sociedad patriarcal y no existe justicia social en forma concreta; a pesar de
todos los esfuerzos?
Es imprescindible identificar claramente quién es el enemigo sin
perder de vista que en las relaciones de opresión, todos y todas podemos
reproducir pautas opresoras de la otra y del otro.
Resulta fundamental considerando los sujetos oprimidos, pensar la
despatriarcalización en relación a la descolonización. Que es una discusión
sobre la explotación. Los sujetos indígenas no tuvieron la posibilidad de poder
para el autodesarrollo a causa del imperialismo cultural.
Vivimos una sociedad dividida entre gente que ejerce dominios y
gente que tiene privilegios. La reproducción de pautas machistas y patriarcales
tiene que ver sobre todo con la conservación de esos privilegios, como
cuestiones de status y predisposiciones y seguridad otorgada por grupos de
pertenencia, más sutiles que cualquier consideración sobre grupos de poder
económico capaces de brindar protección social.
Pensar en algunos
sujetos dominados invisibilizados y en las paternidades como núcleos de
intervención
Hay dos formas de constitución de subjetividad: una es con el otro
y otra a costa del otro. Esa segunda forma tiene que ver con el acto de cesión
y transferencia de voluntad de modo unilateral. Es decir, una relación de
dominación donde hay una reconstitución de la subjetividad a costa del otro o
de la otra, vaciándolo de subjetividad para que se constituya la subjetividad
del dominante. No es solamente transferencia de riqueza material, ni de
habilidades; lo que se transfiere es en última instancia la humanidad negada de
las víctimas. En estos procesos de dominación, se coloniza y destruye el
cuerpo, porque es el lugar donde se sostiene la soberanía política.
Asistimos a procesos socio – políticos de emancipación y
democráticos de raigambre europea en el sentido de la revolución francesa del
siglo xii; o de las culturas indígenas que han aprendido de la colonización?
¿Cómo repercuten esas miradas y producciones académicas en la
emancipación, los feminismos y las políticas públicas? ¿Cómo abrevan ahí los
estudios de masculinidades?
En los conceptos que usamos, asimilamos o invisibilizamos en
realidad, formas de vida. Por eso, no es lo mismo el patriarcado que el mundo
profundamente antropocéntrico en que vivimos. Con el neoliberalismo se puede
decir no solo que lo útil para el desarrollo del capitalismo es producir
individuos egoístas, egocéntricos, individualistas, sino además autistas y
sínicos. Y con los autistas ya no es posible ni siquiera discutir. Dimensionan
su relación con los demás por el cálculo de utilidad propia o de interés
inmediato.
Un camino emancipatorio sobre este fenómeno puede ser la
reivindicación de ciertas paternidades desde el punto de vista de los hombres.
Reivindicar y analizar esos vínculos paternos de los sujetos que no privilegien
una única visión masculina hegemónica de poder. Esa que reivindica la
concentración y acumulación de riquezas, en torno a un individuo egocéntrico
que ni siquiera concibe sus propias necesidades materiales como necesidades
humanas.
Pensando en la
trata de personas, la prostitución
y las masculinidades para desestimar el consumo de cuerpos
y las masculinidades para desestimar el consumo de cuerpos
La trata de personas es la captación, el transporte y la recepción
de personas con fines de explotación sexual y comercial. Niños y hombres
jóvenes también pueden ser víctimas o estar involucrados como cómplices o
victimarios. En la lucha contra las violencias de género, de las cuales la
trata constituye una situación límite, es preciso basándose en el género como herramienta
de análisis, poner énfasis en la intervención de las masculinidades, con la
intención de transformar la mentalidad machista que genera el flagelo de la
trata y avanzar hacia la posibilidad de un cambio cultural en el que se respete
la dignidad humana y los derechos de las mujeres.
Desde las políticas públicas se ha centrado la atención en lo
urgente, que son las necesarias medidas legales y judiciales destinadas a
proteger a las víctimas y castigar a los tratantes. Resulta sin embargo
fundamental desarrollar la apuesta preventiva, que no puede estar solamente
dirigida a las potenciales víctimas sino que debe incluir también en el
desarrollo de sus estrategias, a los posibles consumidores, o incluso, a
aquellos jóvenes con potencial para ser tratantes; así como a todos aquellos
hombres que dándose cuenta o no, participan en cualquiera de las etapas que
constituyen la ruta crítica de la trata.
Una sociedad tradicional y machista sustenta un gran marco de
actuación para la mayoría de los hombres a la vez que justifica y promueve el
desarrollo de proxenetas, tratantes y consumidores de cuerpos; porque a las
imágenes deseables de las formas de ser varones, se unen esas que construyen un
varón patriarcal. Un modelo social que promueve hombres con alto poder
adquisitivo, libres, exitosos y seguros, seductores, temidos e impunes,
respetados; que se constituyen en modelos casi inalcanzables para los nuevos
jóvenes varones. Por eso, es necesario analizar y desestimar los elementos que
permiten que este tipo de modelos de hacerse hombres siga permeando en el
imaginario social de los varones y de muchas mujeres; y enseñar propuestas
metodológicas que promuevan a modo de prevención, su involucramiento subjetivo
en el fenómeno de la trata de personas.
¿Es posible establecer una tipología del consumidor? ¿Quiénes son
los hombres invisibles que constituyen la demanda? ¿Cuáles son las
características de los consumidores del sexo-servicio? ¿qué mueve a mucho hombres
a consumir cuerpos femeninos o feminizados sin cuestionarse en ningún sentido
ese brutal ejercicio de poder? ¿Qué los lleva a contratar los servicios de una
niña? ¿qué se puede decir sobre los hombres víctimas de trata con fines de
explotación sexual?
Es necesario crear políticas públicas centradas en la prevención y
focalizadas en los varones; para luchar contra la trata. Es una práctica
cultural de códigos y mandatos patriarcales dirigidos al daño de otros hombres,
considerados inferiores, niños, homosexuales o indígenas y e grupos que viven
en la extrema pobreza, carentes de oportunidades para su desarrollo y sin
herramientas de apoyo para hacer valer sus derechos.
Resoluciones de interés
CESPS Consejo Económico y Social de Salta
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